2012/12/26

Vamos a inventar historias


                En un trayecto largo la gente tiende a inventarse la historia de la persona que tiene al lado. Inventan de dónde viene, a dónde va, se fijan en la ropa, en los gestos, en los accesorios, complementos, les ayudan a crear su historia, a inventar si su compañero de viaje está casado, soltero, tiene hijos y a veces se puede llegar a inventar hasta una historia médica, los viajes que ha hecho, incluso sus sueños y aspiraciones.

                Un par de amigas quedaron, no iban a viajar, ni siquiera se montaron en un vehículo donde conocer a alguien. Hacía tiempo que no se veían y quedaron para hablar y contarse las novedades. Sus conversaciones versaban sobre ellos, novios, amantes, amigos, chicos…

                En el momento en el que no encontraron nada nuevo que contarse, cuando ya creyeron que habían terminado de compartir sus historias, de aportar sus ideas… Allí apareció un padre, con sus dos hijas, muy monas, igual que él.

                Era un poquito mayor, sí, era alto, o no, no supieron si era suficientemente alto como para gustarles. Las dos amigas, que eran altas, se fijaban en los chicos altos, muy altos, más altos que ellas. Pero era mayor, tenía dos hijas. O suponían que eran suyas.

                Empezaron a cotillear, y ahí empezó la historia inventada, ahí empezaron a inventar historias. Tiene dos hijas, suyas, quizá era el tío, o un profesor. Estaba casado, o no, no tenía anillo, quizá no se hubiera casado, o estaba divorciado, podía tener pareja… ¿pero qué estaban oyendo?

                El hombre y las niñas estaban sentados en la mesa de al lado, se les oía hablar, ¿pero en qué idioma? Las dos amigas no lo conocían y no supieron adivinar cuál podría ser, ¿francés, ruso, alemán? Era extraño, no se le entendía bien por el bullicio del lugar, pero las pocas palabras sueltas que oían no se parecían a ningún idioma que ellas conocieran.

                Lo dieron por perdido, escuchaban de vez en cuando por si conseguían adivinar el origen de este hombre de ojos claros. Ahora la pregunta era si estaba casado, soltero, divorciado, si tenía pareja, si eran sus hijas…

                ¡Sorpresa! La madre de las niñas apareció. Dato 1: ella tampoco lleva anillo; dato 2: llega y besa a las niñas y no a él. Las amigas entendían a la madre de las niñas al hablar, y a las niñas también… entonces, ¿él? ¿De dónde era? ¿Qué idioma hablaba?

                Las chicas llegaron a la conclusión de que las niñas eran de los dos, que los padres se habían divorciado, era un domingo así que el padre era quien las cuidaba y era ese el momento en el que las niñas iban con su madre a pasar la semana.

                Seguían sin saber el idioma en el que hablaba él, pero ya se habían cansado, era tarde y tenían que despedirse, irse cada una a su casa. Se levantaron y se pusieron los abrigos. Momento importante pues las niñas empezaron a hablar de… de… los idiomas que sabía hablar cada uno de ellos.

                Según pudieron oír las amigas, las niñas conocían unos tres o cuatro idiomas, no consiguieron averiguar la cantidad de idiomas que hablaba la madre, pero cuando las niñas se dispusieron a enumerar los idiomas que el padre conocía… parecía una lista interminable, castellano, inglés, alemán, francés, italiano…

                Las dos amigas se fueron, se despidieron y no pudieron saber el idioma en el que ese hombre hablaba, pero ¿cómo iban a saberlo al enterarse de la cantidad de idiomas que él conocía? Quedaron en que era una mezcla de acentos de todos ellos.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

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