2013/03/31

Patinaje


Nos acostamos tarde, habíamos llegado de madrugada a casa, pasamos toda la noche hablando, lo que nos llevó a despertarnos bien entrada la tarde. Me desperté con resaca, me dolía la cabeza, no tenía fuerzas, lo único que quería era quedarme en la cama hasta el día siguiente.

Acordamos ir juntos a patinar, a patinar sobre hielo, adoro patinar y para él era más que una afición. Hacía años que no patinaba y me hacía una ilusión tremenda. ¿De dónde saqué fuerzas? No lo sé. Él iba a ir a la pista de hielo sí o sí, con o sin mí, y yo no quería dejar pasar la oportunidad de volver a sentir mis pies deslizándose sobre el hielo.

Tenía miedo, algo de vergüenza, llevaba muchos años sin patinar, estaba mareada y todo apuntaba a que me caería.

Entré con timidez, poco a poco, y poco a poco me fui soltando, aún no tengo muy claro quién lo pasaba peor, si yo por torpe y patosa sobre el hielo o él, que tenía a todos sus amigos alrededor.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/03/27

Límites


                Las cinco de la madrugada, las entradas a la discoteca estaban abarrotadas, había muchísima gente esperando para entrar. Íbamos un compañero y yo, y, este, por no esperar la fila que podría durar más de una hora decidió irse a casa y no entrar.
               
                Yo no quería que la noche acabara aún, había hablado con un amigo para vernos y estaba esperándome en un parque. Cambié de compañía, esa noche tenía que verle, le necesitaba, era imprescindible. Es un chico encantador, estupendo, y si pudiera, estaría a todas horas con él.

                Me esperaba en un parque, sentado en el suelo con un brick de vino, y se le veía contento, feliz, a gusto. Allí nos quedamos durante casi una hora, hablando, riendo y contando lo que había dado de sí nuestra noche hasta ese momento. Estábamos muertos de frío, no habíamos acabado el vino y fuimos a buscar algún tugurio abierto a esas horas. Lo encontramos, nos hicimos un hueco y dieron las luces, justo cerraban y no nos había dado tiempo ni a tomar una cerveza.

                Salimos a buscar otro. Yo disfrutaba de su compañía, no paraba de reír. Estaba helada y él me abrazaba para hacerme entrar en calor, me agarró hasta que llegamos a una discoteca que parecía abierta aunque ya no dejaban entrar. Gracias a él entramos, dentro conseguí reunir algo de calor. Hasta bailamos juntos, no era la primera vez que lo hacíamos.

                En esos momentos sólo le veía como a un amigo, otros días que quedamos sí que había podido sentir algo más. Es un chico honesto, sensible y con gran determinación, muy atractivo y al que nunca dejaría de abrazar, y sólo serían abrazos porque no puedo pasar de ahí con él.

                Cuando ya cerraron todo fuimos a casa, él, como un caballero, me acompañó hasta mi portal, tras lo que, en un instante de locura decidí acompañarle yo al suyo. Sólo quería seguir hablando con él, quería seguir riendo con él, quería seguir sintiendo su brazo rodeándome, dándome calor, quería alargar esa noche hasta lo indecible, que no acabara nunca.

                Una vez en su portal él retrocedió conmigo unos metros hasta que nos quedamos en el punto medio entre su casa y la mía. Nos despedimos, fue un abrazo interminable, nos habíamos despedido en mi portal, nos habíamos despedido en su portal, nos estábamos despidiendo de nuevo.

                Un abrazo, dos abrazos, tres abrazos… pasaría mi vida abrazándole. Y ese momento que dura segundos pero que parecen horas, ese momento en el que dos personas se encuentran a tan poca distancia, mirándose a los ojos. Es ese momento que pide a gritos un beso. Ese momento lo disimulamos con un abrazo.

Sabíamos bien dónde se encontraban los límites de nuestra relación.


''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/03/24

Ven a dormir conmigo


Despierto a su lado, está dormido, nos conocimos esa misma noche, él no quería pedirme el número de teléfono aún, prefería esperar a la próxima vez que nos viéramos por el bar.

Él estaba trabajando, saldría horas más tarde, yo salía de fiesta con un amigo. Entre una cosa y otra, cervezas y mojitos, hablamos, aprovechaba que mi amigo salía a fumar y tonteábamos. Una piña colada y a cambio mi número de teléfono.

Le pedí que me llamara cuando terminara de trabajar. Lo hizo. La música de la discoteca estaba alta, estuvimos como el perro y el gato, me llamó, no le oía, le llamé, no me cogía…

Nos encontramos en la calle, camino a casa, si bien es cierto que esa noche conocí a muchos chicos me despedí de todos ellos sólo por irme con él.

No dejé que subiera a mi casa, no quería que pasara lo que se suponía que iba a pasar. Nos despedimos en el portal y se marchó.

Media hora más tarde volvía, de camino a mi casa de nuevo, para dormir abrazados los dos.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''