2013/05/29

Cambios

Es el momento de un cambio, un gran cambio en mi vida. Recoger, ordenar y limpiar todo lo que he conseguido hasta ahora, todo lo que tengo, dejarlo atrás, escapar, huir.

                Empezar algo nuevo, diferente.

                Y sé que volveré, sólo necesito un descanso de mí misma.


''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/26

Incertidumbre

                Y vuelta a empezar. No sé lo qué es ni a dónde me llevará. No sé si quiero que salga bien, que salga mal. No sé si es definitivo ni si quiero que lo sea. Mientras aclaro mis ideas me dejo llevar, aunque yo tengo las riendas.
               
                Mis pies vuelven a pisar sobre un camino ya explorado, despacio, con seguridad y dejando huella, lo cual no sé si es bueno o no. Recordando el pasado, viviendo el presente y haciendo planes para el futuro. Pero, ¿qué nos depara el futuro? ¿Hago bien retomando una historia del pasado? Realmente, ¿esta historia tiene algún futuro? Nadie responde a estas preguntas y sólo yo puedo elegir que hacer.

                Mi vida, mis decisiones, para bien o para mal, y ya no hay vuelta atrás. Sólo haré una cosa: caminar hacia delante.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/22

Caminar hacia delante

Caminar hacia delante, cabeza alta y espalda recta. Mi equipaje es grande, traigo maletas, bolsas que cuelgan de mis hombros, mochilas, cajas, de todos los tipos y tamaños, grandes, pequeñas, con ruedas, de colores, pesadas, ligeras, brillantes...

Me pertenecen, a mí, a mi pasado, a mi persona, a mi forma de pensar, de actuar, de ver la vida y me acompañan en este largo viaje, a donde quiera que vaya; están siempre conmigo, a mi lado.

Dentro guardo mi mundo y parte del tuyo, y del tuyo, y del tuyo también, porque cada uno de vosotros habéis compartido una pizca conmigo, porque habéis dejado huellas imborrables en mi historia. Puede que sea sólo una frase en una etiqueta que cuelga del asa de la mochila que llevo en los hombros, quizá permanezca escrita entre los apuntes que guardo en las cajas llenas de libros, puede ser una foto de un momento inolvidable o toda una historia de amor en forma de novela romántica, un recorte de periódico, una cinta VHS que no podré reproducir o un regalo que recibí, quizá sea un regalo que no llegué a entregar o una carta que no envié.

Dentro de mis maletas, bolsas que cuelgan de mis hombros, mochilas, cajas, de todos los tipos y tamaños, grandes, pequeñas, con ruedas, de colores, pesadas, ligeras, brillantes... guardo miles y millones de cosas. Unas te harán reír, otras llorar, algunas amar y las hay que te enfadarán, te decepcionarán, te asustarán y querrás cerrarlas, tirarlas lejos, quemarlas y echar a correr, lejos, muy lejos, pero no. No puedo hacer eso, me pertenecen, son mías, mi equipaje, que me acompaña.

Si consiguiera deshacerme de ellas, yo no sería yo, mi mundo y parte del tuyo, y del tuyo, y del tuyo también, desaparecería, lo olvidaría y volvería a empezar de cero, como si volviera a nacer. Y volvería a tropezar con las mismas piedras y me mojaría en los mismos charcos y caería en los mismos agujeros con personas, creencias y vivencias que conformarían mi vida desde otro punto de vista.

¿Y para qué? Para llenar mi equipaje de nuevo, uno diferente, pero que acabaría siendo igual de grande, con maletas, bolsas, mochilas, cajas, de todos los tipos y tamaños, grandes, pequeñas, con ruedas, de colores, pesadas, ligeras, brillantes... donde guardaría miles y millones de cosas. Unas que me hagan reír, otras llorar, algunas amar y las hay que me enfadarán, me decepcionarán, me asustarán.

Me quedo con el equipaje que llevo ahora y si me ayudas a cargar con él yo te ayudo a cargar con el tuyo.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/19

Condenados a entenderse


                Volver a caer en una historia pasada, volver a sentir lo mismo que hace unos años. Las mismas variables, las mismas incógnitas reunidas en la más complicada inecuación.

                Todo vuelve a ser igual a la vez que distinto. Por mi parte sigue igual, sigo dándole mil vueltas a todo y replanteándome cada segundo, mantengo mis dudas y mi incapacidad para comprometerme. Sin embargo he cambiado, eso parece, me lo repiten a menudo y del mismo modo que me gusta el cambio me asusta.

                Por su parte, sigue igual que cuando le conocí, aunque diga que no, aunque intente cambiar, conmigo se comporta igual de bien que antes. Su situación es la que ha cambiado y aunque intenta volver al escenario de su vida anterior no es fácil y no depende únicamente de él.

                Inocentemente volvimos a hablar, inocentemente volvimos a quedar. Ninguno lo buscó pero esa inocencia desapareció con el beso, el beso que desarregló nuestro mundo en un instante.

                Nos sentimos bien juntos, nos tenemos cariño y ‘cariño’ es la palabra adecuada en este caso, no me malinterpretéis, no estábamos juntos por no estar solos. Era una relación sincera en cuanto a sentimientos, pero no creo que pueda llamarlo amor.

                Ninguno querría que acabara, era una amistad, una buena amistad que sólo busca el bienestar y la felicidad del otro, que se mima y hace lo que siente cuando lo siente. Sin embargo, existen momentos en los que mi cabecita piensa más de lo que debería y elucubra teorías conspiratorias, momentos como ese beso, como muchos abrazos o como todas las veces en las que juntamos nuestras manos para sentir que el otro está ahí, que todo será fácil y que no vamos a desaparecer. Y sé que él piensa igual.

                Él no es mi príncipe, antes ni siquiera había considerado que pudiera ser un sapo con posibilidades, ahora es diferente, pero su corazón pertenece a otra princesa, está hecho añicos y aunque conmigo el dolor no era tan fuerte yo no podía repararlo, sólo él es capaz.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/15

Ilusiones vacías II


                Hoy, ahora, en este preciso instante en el que me encuentro escribiendo esto voy camino a mi cita. Sigo con una sonrisa en la cara y es que no veo el momento de tenerle frente a mí. Algo más de una hora de trayecto y llegaré, le veré y correré a abrazarle. Estoy extrañamente ilusionada.

                Llega el momento y aunque me avisa de que llegará diez minutos tarde tengo que esperar algo más. Le veo a lo lejos, tiene una forma de caminar diferente, le reconozco enseguida, y cuando llega a mi lado, como tenía pensado, le abrazo, con fuerza, como si lleváramos años sin vernos, como si no quisiera soltarle nunca y es que no quiero, si pudiera me lo quedaría para mí, como mi más preciado regalo, un regalo divino, un tesoro.

                Nos ponemos en marcha, hacia el centro, es él quien decide dónde cenar. ¿Quién iba a pensar que sólo somos amigos viéndonos solos compartiendo nuestros platos? Al acabar empezamos una ruta de cañas, primero elijo yo y luego él. Los bares a los que yo le llevo están todos en la misma calle del restaurante, él varía un poco. Así seguimos, uno, dos, tres, cuatro… muchos bares, mucha música y mucha cerveza.

                Termina la noche y vamos al bar donde nos conocimos, una parada obligatoria cada vez que quedamos juntos. Ya estamos algo tocados y no sólo nos bebemos una cerveza allí. Al salir decidimos comprobar si en un local hay conciertos, estaba cerrado; y si un sitio donde se baila salsa sigue abierto, no tuvimos suerte. Iban a ser nuestras últimas paradas antes de volver a casa pero parecía que tocaba ir a dormir. Es tardísimo y a la mañana siguiente él tiene que madrugar para ir a entrenar y yo tengo revisión con el médico.

                Antes de empezar el camino de regreso le pido que me acompañe a un último sitio, tenía que ir al baño y siempre paramos ahí por esa razón. Dentro me encuentro con amigos, los camareros también me conocen. Voy rápido al baño con intención de salir pronto para casa, pero al volver del baño me quedo hablando con todos ellos y pidiendo algo en la barra para mi amigo y para mí. Empezaron siendo dos consumiciones y terminaron siendo demasiadas.

                Es tarde, más de lo que habíamos planeado, ya no iba a pasar nada porque nos quedáramos unas horas más de fiesta, dormir, ya, no íbamos a dormir. Pongo mi mejor sonrisa al camarero y le pido un par de invitaciones para una discoteca cercana.

                Era una discoteca a la que había entrado muy pocas veces y que no me gustaba demasiado, no sé si quería emborrachar a mi amigo, si yo iba demasiado mal o si intentaba demostrar algo pero entramos y con una cerveza más en el cuerpo bailamos y bailamos y bailamos…

                Como le dije al volver a casa nuestra forma de bailar no era de amigos. Bailábamos juntos, muy juntos, muy pegados, con su mano en mi espalda, agarrándome, apretándome fuerte contra su cuerpo. Mi cabeza en su hombro, ladeada, respirando su aroma, me transportaba a otro lugar, un mundo en el que todo lo demás no importaba.

                No sé qué bailamos, una mezcla de salsa, bachata, merengue… no sé. El alcohol, el calor, su olor… estaba extasiada. Su mano en mi espalda, la otra agarraba la mía, nos juntamos de repente y su mano me recorre la espalda, me suelta la mano y me acaricia el cuello, sentía escalofríos.

Yo le seguía, sabía que no podía ser, había un muro, una barrera, había algo que impedía que entre nosotros surgiera algo, sólo seríamos amigos, pero muy buenos amigos. Sabíamos que con nuestras fiestas y nuestros bailes, nuestra forma de provocarnos el uno al otro, sólo conseguiríamos hacernos daño, tarde o temprano sufriríamos. Sin embargo, resulta imposible que dejemos de vernos, aunque lo hacemos poco hay algo que nos atrae y no queremos perder nuestra amistad, pero tampoco podemos vernos como simples amigos porque a pesar de que sabemos que es imposible, que está prohibido, esa fuerza que nos atrae sigue existiendo.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/12

Ilusiones vacías I


                Era sábado y había quedado con un amigo con el que llevaba tiempo sin hablar. Él venía con un amigo suyo y la noche prometía aunque volveríamos pronto a casa. Eran las tres de la madrugada cuando sonó mi teléfono, para cuando quise darme cuenta tenía cuatro llamadas perdidas de un mismo número.
               
                Lo vi, me emocioné, grité y le llamé inmediatamente. No podía ser él, nunca me llamaba, apenas hablábamos y somos buenos amigos pero es muy difícil que coincidamos. Puede ser por eso que cada vez que hablamos mi corazón se acelera, me pongo muy nerviosa y no puedo dejar de sonreír.

                Cuando hablé con él me dijo que quería quedar conmigo, quería saber si había salido y si podríamos vernos. Supongo que él habría salido de fiesta y, o se aburría mucho o le habían dejado solo. Estaba bastante perjudicado y se apenó muchísimo cuando le dije que no podía, que era imposible. Unos días más tarde me contó que, a pesar de que eran las tres de la madrugada, si le hubiera dicho que estaba en casa, en la cama, durmiendo, me habría obligado a levantarme y estaría esperándome en mi portal. Sin embargo, yo sí que había salido de fiesta, pero estaba a varios kilómetros de distancia y me costaría más de una hora llegar a donde él se encontraba.

                Nuestra conversación telefónica terminó con él diciéndome muy seguro: ‘la semana que viene, sin falta, quedamos y nos vemos’. ‘La semana que viene’ llega y un día, de repente, me vuelvo a emocionar, claro, es por él, se había conectado a Skype, lo había hecho para hablar conmigo de cuándo y dónde íbamos a quedar, sólo para eso. No iba a estar mucho tiempo conectado.

                Antes siquiera de que él supiera que yo estaba conectada mi efusivo saludo le alegra la tarde. Pasamos un par de horas charlando, una conversación que un par de buenos amigos tendrían se convierte en otra cosa a medida que recordamos algunos de los momentos que compartimos, empezamos a tontear y antes de que se nos vaya de las manos concretamos el plan del fin de semana y nos despedimos.

                Quedamos para cenar juntos al día siguiente, los dos solos, y salir luego a tomar algo, quizá también fuéramos a bailar. Al cerrar Skype mi cara mostraba una amplia sonrisa, estaba ilusionada, quería verle, iba a verle.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/08

Para siempre es mucho tiempo VII


                Llevo semanas dándole vueltas a la forma de escribir este adiós. Zanjarlo y publicarlo resulta ser mi forma de pasar página. Un punto y aparte para comenzar otra historia. Los sentimientos desaparecen, se esfuman de repente, probablemente no vuelvan y duele saber que siento lo mismo que al principio pero ya no es igual. Duele pasar por los mismos sitios y rememorar momentos tan especiales. Duele rescribir la historia final y revivir el último instante que tan profundamente me ha herido.

                Prometimos llamarnos y escribirnos y lo hicimos, aunque menos de lo que me habría gustado. Mientras duraban mis pequeñas vacaciones apenas tenía tiempo, no paraba, por la mañana me despertaba para visitar la ciudad y volvía por la noche para prepararme e ir de fiesta, pero esto es otra historia. Sin embargo, no dejaba de escribirle y contarle cómo me iba el día, llegó un momento en el que no obtuve respuestas, no me importaba, suponía que andaría tan liado como yo.

                Cuando volví llevaba cuatro días sin contestar y empezaba a preocuparme. En casa ya y tras escribirle y llamarle más de mil veces avisándole de que había regresado y seguir sin tener noticias suyas mi preocupación se tornó gris y pasé a enfadarme mucho. Eran muchos días sin que diera señales de vida para alguien que me dijo que me quería.

                El mensaje que consiguió arrancarle una respuesta denotaba mi cabreo, me escribió una frase por todos temida: ‘tenemos que hablar’. No parecía estar por la labor de hacerlo cara a cara porque un minuto después recibí otro mensaje que decía que ya no quería seguir conmigo, me explicaba que no quería una relación en esos momentos y ese fue el motivo por el que terminó lo que quiera que tuviéramos. Me enfadé más si cabe, no porque me dejara, más bien porque no podía creer que esa fuera la razón real y, sobre todo, porque no fuera capaz de decírmelo a la cara.

                Está claro que nuestra historia no fue larga, no pasó de un mes. No voy a decir que él fuera esa persona ideal, ese sapo de cuento que con un beso se vuelve apuesto y azul, él era un príncipe y se ha terminado convirtiendo en el sapo.

Y no me creo a mí misma cuando me veo buscándole en estanques por si con otro beso pudiera conseguir revertir la fórmula.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/05

Para Siempre (es mucho tiempo) VI


                Intentaba no morderme a pesar de que era en vano. Cuando no podía evitarlo, cuando las ansias recorrían su cuerpo, mi labio inferior quedaba atrapado entre sus afilados dientes. Intentaba hacerlo con suavidad pero no lo conseguía, dolía.

                Estábamos juntos en mi casa, en mi cama, él había estado con sus amigos, era muy tarde y yo había permanecido despierta esperándole. ¿Y para qué? Para tenerle a mi lado, tumbado, semidesnudo, mirándome, besándome… Era todo lo que deseaba, no quería más, sólo poder contemplarle siempre, sus ojos brillantes, su sonrisa, esos dientes que tanto daño me habían causado, la barbita de dos días que le daba un aspecto mayor, su torso desnudo que aunque no tuviera unos músculos demasiado marcados no está nada mal.

                No podía parar, no podía parar de mirarle, de tocarle, de besarle. Se hizo tarde y caímos rendidos, dormimos abrazados y al día siguiente desperté con una amplia sonrisa en la cara a pesar de haber dormido poquísimo. Él estaba a mi lado. Nos vestimos, desayunamos y nos despedimos.

                Así pasaron los días, podíamos quedar para desayunar, incluso a partir de las dos de la madrugada. No teníamos mucho tiempo libre pero nos las apañábamos para conseguir vernos todos los días.

                Sucedió muy rápido, había pasado poco más de una semana desde que nos besamos por primera vez y él no desperdiciaba ningún momento. Disparaba ‘te quieros’ en mi dirección como flechas afiladas que no tengo claro que fueran del arco de Cupido, simplemente me extrañaba que se hubiera dado tanta prisa en decírmelo. Yo no era capaz de soltarle una bomba así, muchas veces le decía que no podía ser, que no nos conocíamos lo suficiente.

                En su casa todos sabían de la existencia de una chica, de mi existencia. Su hermana nos había visto juntos y su madre, como todas las madres del mundo, con sus superpoderes que todo lo notan, que todo lo perciben y que todo lo saben terminó dándose cuenta. En mi caso no era tan fácil, no podía contarlo, ni siquiera mis amigos lo sabían, y aunque gritarlo a los cuatro vientos habría sido genial necesitaba más, me daba miedo que todo acabara tan rápido como había empezado.

                Aun así nada había cambiado entre nosotros, al verle sólo quería abrazarle y besarle y quedarme pegada a su cuerpo sin poder despegarnos. Me hacía sonreír, me hacía feliz…

                Llegó el primer momento en que lo íbamos a pasar mal, estaríamos lejos durante una semana y media. Tras un par de semanas viéndonos a diario sería difícil, sería triste, pero estaba segura de que al volver no nos soltaríamos.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/05/01

Para Siempre (es mucho tiempo) V


                Realmente daba igual, si no quería besarle antes era porque quería que durara, que fuéramos amigos durante un período de tiempo mayor, quería alargarlo, que si se estropeaba por lo menos tuviéramos una bonita amistad que mantener, o que recordar. Al actuar como si saliéramos juntos, aunque sin besarnos, no le encontraba sentido a lo que estaba haciendo. Además, no había otra cosa que deseara más que besar sus labios.

                Terminó ganando la partida de dardos, se le veía feliz, no sé si fue por haber ganado la partida, por haberme ganado a mí o por ambas cosas. Salimos del bar, todos iban a casa, pero él y yo nos metimos en su coche con dos posibles opciones: aparcar el coche en el garaje y cada mochuelo a su olivo o ir a dar una vuelta. Le pedí que me llevara a algún sitio bonito que él conociera donde pudiéramos estar tranquilos.

                Fuimos a un parque desde donde se veía todo el barrio, y lo sé porque ya había estado allí antes, porque nada más salir del coche empezó a llover, al principio no nos importó mojarnos pero en cuanto la lluvia comenzó a caer con fuerza corrimos de vuelta hacia el coche a resguardarnos.

                Dentro las gotas repiqueteaban contra los cristales, teníamos frío, estábamos empapados, la calefacción del coche estaba encendida, los asientos reclinados y nosotros, después de aguantar tantos días sin besarnos cuando era lo que más queríamos, no podíamos despegar nuestros labios.

                Pasamos horas tumbados, besándonos, mirándonos, sonriéndonos, no quería parar, ni siquiera sabía el tiempo que llevábamos metidos en el coche. Era como estar en el cielo, mirar sus ojos y ver aparecer su sonrisa, me volvía loca. Ese chico me volvía loca y pensaba que me estaba precipitando pero no podía haber una forma mejor de precipitarme, en sus brazos.

                En una de esas, después de un largo y apasionado beso, en ese instante en el que nos separamos, justo cuando sus labios rozan los míos, sus dientes lo atraparon. Me mordió y dolía, decía que era una quejica, me hizo daño, sé que no fue su intención y no puedo decir que me desagradara aunque tendría que intentar hacerlo suavemente.

                Fue tras unos de esos mordiscos cuando él soltó una bomba, un ‘te quiero’. Yo fingí no haberlo oído, esperaba que fuera por la emoción de ese instante, me asustó pero le resté importancia, no podía quererme, nos conocíamos desde hacía una semana. Por supuesto no le devolví tal bomba, le besé, le besé con fuerza porque a pesar de todo me hizo ilusión. Lo repitió más veces a lo largo de esa noche y yo no sabía qué hacer, qué decir. Ya no podía ser por la emoción, pero tampoco podía ser de verdad.

                Finalmente y con mis labios desgarrados regresamos a casa con la promesa de volver a vernos en los próximos días.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''