Al día
siguiente volvimos a vernos, se había convertido en habitual, siempre que
estábamos en la misma ciudad quedábamos a diario y será porque entre él y yo
había algo, el chico me gustaba y estaba claro que yo a él también. Me encantaba
quedar con él, verle, abrazarle y estar horas hablando y riendo juntos. Pensaba
que podría ser para siempre pero eso me daba miedo y quería ir despacio, sin
precipitarme porque sabía que si no lo hacía así me dolería.
Me gustó
comprobar que el día acabó y él respetó que no quisiera besarle, sin embargo
parecíamos una pareja, nos abrazábamos, íbamos agarrados de la mano, de la
cintura, reíamos, tonteábamos y jugábamos como niños.
Era miércoles
y volvimos a quedar, por la tarde, una horita para hacer unos recados juntos y
después por la noche nos veríamos de nuevo. Llegó la hora y salimos juntos,
decidí a donde quería ir, él conducía. Parecía imposible aparcar cerca del
sitio al que quería ir y como él sabía de mi afición por el billar me llevó a
una sala de billares. Nos sentamos en una mesa con un café cada uno y unos
minutos después empezamos a jugar.
Me ganó,
no soy buena al billar pero lo paso genial jugando. Me di cuenta de lo
competitivo que era él y de cuánto le gustaba ganar. Me explicó que se enfadaba
si perdía, por lo menos cambiaba de humor, me costaba creerlo pero, poco
después pude comprobarlo.
Salimos
de los billares y me llevó a un bar donde le esperaban unos amigos, el rubio
que conocí el mismo día que le conocí a él entre otros. Charlamos mientras
bebíamos unas cervezas con ellos y se pusieron a jugar a los dardos. Fue
entonces cuando vi que no mentía, empezó no demasiado bien, no ganaba, pero
según aumentaba su puntuación su cara se iluminaba, sus ojos brillaban y esa
sonrisa perfecta suya asomaba más a menudo.
En ese
momento, mientras sus amigos jugaban sus respectivos turnos, nosotros
hablábamos, abrazados, de la mano… y no pude resistirlo más, en los billares me
costó mucho contenerme. Le besé. Me preguntó qué había cambiado, por qué ahora
no me importaba besarle, le callé con otro beso, le dije que ya daba igual y
volví a besarle.
''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''