2013/04/28

Para Siempre (es mucho tiempo) IV


                Al día siguiente volvimos a vernos, se había convertido en habitual, siempre que estábamos en la misma ciudad quedábamos a diario y será porque entre él y yo había algo, el chico me gustaba y estaba claro que yo a él también. Me encantaba quedar con él, verle, abrazarle y estar horas hablando y riendo juntos. Pensaba que podría ser para siempre pero eso me daba miedo y quería ir despacio, sin precipitarme porque sabía que si no lo hacía así me dolería.

                Me gustó comprobar que el día acabó y él respetó que no quisiera besarle, sin embargo parecíamos una pareja, nos abrazábamos, íbamos agarrados de la mano, de la cintura, reíamos, tonteábamos y jugábamos como niños.


                Era miércoles y volvimos a quedar, por la tarde, una horita para hacer unos recados juntos y después por la noche nos veríamos de nuevo. Llegó la hora y salimos juntos, decidí a donde quería ir, él conducía. Parecía imposible aparcar cerca del sitio al que quería ir y como él sabía de mi afición por el billar me llevó a una sala de billares. Nos sentamos en una mesa con un café cada uno y unos minutos después empezamos a jugar.

                Me ganó, no soy buena al billar pero lo paso genial jugando. Me di cuenta de lo competitivo que era él y de cuánto le gustaba ganar. Me explicó que se enfadaba si perdía, por lo menos cambiaba de humor, me costaba creerlo pero, poco después pude comprobarlo.

                Salimos de los billares y me llevó a un bar donde le esperaban unos amigos, el rubio que conocí el mismo día que le conocí a él entre otros. Charlamos mientras bebíamos unas cervezas con ellos y se pusieron a jugar a los dardos. Fue entonces cuando vi que no mentía, empezó no demasiado bien, no ganaba, pero según aumentaba su puntuación su cara se iluminaba, sus ojos brillaban y esa sonrisa perfecta suya asomaba más a menudo.

                En ese momento, mientras sus amigos jugaban sus respectivos turnos, nosotros hablábamos, abrazados, de la mano… y no pude resistirlo más, en los billares me costó mucho contenerme. Le besé. Me preguntó qué había cambiado, por qué ahora no me importaba besarle, le callé con otro beso, le dije que ya daba igual y volví a besarle.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/24

Para Siempre (es mucho tiempo) III


                Cuando volví dejé todo en casa, recogido y bien ordenado y salí a cenar con una amiga. Era un día especial para mí, quedamos porque teníamos miles de cosas de las que hablar y de las que reír también. Quería presentarle al chico que había conocido unos días atrás aunque me moría de vergüenza. Había quedado unas horas más tarde con él en el mismo restaurante para ir a tomar algo a otro sitio.

                Llegaba la hora y le conté a mi amiga que iba a venir un chico, ella se reía de mí porque el chico era algo menor que yo. Esperamos unos minutos, él no aparecía, como mi amiga tenía que levantarse pronto al día siguiente para ir a trabajar y se le estaba haciendo tarde nos despedimos. Nos separamos en un cruce y al girarme para dirigirme a mi casa le vi, estaba a escasos metros de distancia, sin apartar su mirada de mí, con su sonrisa perfecta, esa sonrisa que me encantaba ver dibujada en su cara.

                Fuimos juntos a un bar y nos dieron las doce de la noche. El camarero, al que los dos conocíamos, no dejaba de bromear y preguntarnos si ya estábamos saliendo juntos, si ya nos habíamos besado, si nos habíamos acostado… En fin, unas bromas algo incómodas y, no, nada de eso había pasado.

                Algo más tarde nos íbamos a casa, él, como siempre, me acompañó al portal y si el día en sí ya era especial para mí él hizo que lo fuera aún más besándome. Me parecía muy pronto, yo me despedí de él con un abrazo y él me besó. Yo le abracé y al ir a separarnos nuestros brazos quedaron enredados en el cuerpo del otro, nos obligó a permanecer cerca, muy cerca, unidos, juntos, unos segundos que él aprovechó para robarme ese beso.

                Subí a casa rápidamente y me tumbé en la cama, no estaba nerviosa, más bien confusa. Desde el principio sabía que ese chico quería algo más que una relación de amigos, pero no pensé que se atrevería a besarme, no tan pronto.

                Cogí el móvil y le escribí, le expliqué que no era mi intención devolverle el beso como había hecho, que quería despedirme de él con un abrazo y nada más, pero me dejé llevar. Le dije que en otro momento le contaría los motivos y aún no lo he hecho. Él lo aceptó y lo respetó. No hizo preguntas y yo lo agradecí.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/21

Para Siempre (es mucho tiempo) II


Tras conocernos conseguimos convencernos entre nosotros para salir de fiesta, no hasta muy tarde, pero sí lo suficiente como para bailar un rato. El rubio nos llevó a todos en coche. Entramos a un par de sitios a tomar algo y movernos un poco, no había ambiente un martes así que volvimos prontito a casa.

Al día siguiente me di cuenta de que no tenía el móvil, lo había perdido. Probablemente se me habría caído en el coche. Gracias a que conservaba la nota con su número de teléfono pude llamarle, me costó varias horas contactar con él, pero cuando lo conseguí me calmó, estaba en el coche, lo habían encontrado y esa misma tarde quedamos los tres para que yo lo recuperara.

Cuando llegué sólo estaba el chico moreno, me explicó que su amigo no iba a ir, que habían estado antes juntos y le había dado el teléfono para que me lo devolviera. Al igual que perder mi móvil parecía un truco, una excusa para volver a verle, que el rubio no apareciera también parecía un truco, una excusa para que el moreno y yo nos quedáramos solos.

Estuvimos tomando algo, un par de bares, una conversación muy agradable, reíamos y estábamos cómodos a pesar de la vergüenza que teníamos. Por fin pude mirarle a los ojos, unos ojos preciosos, marrones a primera vista y que, como pude comprobar más adelante, se aclaraban con la luz.

En el último bar en el que estuvimos nos quedamos horas sentados, uno frente al otro, parecieron segundos, se hacía tarde y teníamos que irnos aunque ninguno estaba por la labor. Alargué un poco más el tiempo junto a él pidiéndole que fuéramos al bar donde nos conocimos.

Ya era hora de irnos, de despedirnos y nada más llegar a casa, con mi móvil recién recuperado, empezamos a mandarnos mensajes, tonteamos un poco y terminamos quedando para desayunar al día siguiente.





Le llevé a una cafetería del barrio donde ponen unos desayunos exquisitos, yo sabía qué pedir, no era la primera vez que yo desayunaba allí, un capuchino, un zumo de naranja y un croissant relleno de jamón y queso. El chico me miraba receloso, tenía envidia de mi café. Tras el desayuno fuimos a pasear cerca de la playa.

Íbamos despacio, tranquilos, disfrutando del paseo. Llovía, el agua mojaba nuestros rostros, hacía frío y empezó a nevar. El paisaje era espectacular y más aún con la compañía que tenía, disfrutábamos mucho estando juntos.

Llegaba la hora en que él tenía que ir a clase y yo coger un autobús. Igual de simpático que siempre me acompañó a casa a recoger y hasta el autobús. Nos despedimos con un abrazo, esperó a que me subiera y pasamos tres días separados.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/17

Para Siempre (es mucho tiempo) I

                Puede que haya llegado el fin, el fin de todas estas historias, el fin de todas estas fantasías, puede que haya llegado el fin de regalar mi corazón cada noche, el fin de regalar mis besos a cualquiera. Y si continúo escribiendo será para contar nuestra historia, siempre de la misma persona, será nuestra historia, una historia que ojalá no acabe nunca.

                Yo quería pasarlo bien, lo tenía claro. Me propuse no comprometerme con nadie hasta los treinta, me propuse conocer bien a las personas con las que podría llegar a tener algo más. Comenzar consiguiendo  una bonita amistad. La verdad, lo estaba logrando, quedaba a menudo con ellos y teníamos una sana amistad que quería seguir alimentando.

                No tenía de qué preocuparme, quedaba con amigos y lo pasaba genial, no necesitaba más, pero seguía gustándome salir y conocer gente. Y aunque había muchos que no querían más que una noche de desenfreno también estaban los que querían ir poco a poco y conocer a la otra persona.

                Y con el plan de celebrar el cumpleaños de una amiga salimos una noche de martes. Ya habíamos quedado por la tarde, le tenía preparada una pequeña sorpresa, pero a la noche, ella, después de clase, quería ir a tomar algo y ver el partido.

                Entramos a una famosa cervecería del barrio donde un amigo mio atendía la barra. Mi amiga me esperaba con una tónica en la mano mientras hablaba por teléfono, alguien le estaba felicitando. Pedí una cerveza, charlé con el camarero y me puse a ver el partido hasta que mi amiga colgó. Charlamos y vimos juntas el partido, ni siquiera sabíamos quiénes jugaban.

                Estábamos cerca de las mesas, en una se sentaban unos señores algo mayores y en otra un par de chicos, uno rubio y otro moreno, aunque sólo veía a uno, el moreno me daba la espalda, el rubio estaba frente a mí, era muy guapo. De los señores también había uno que no dejaba de mirarnos y nos ponía de los nervios.

                De repente, el camarero vino a hablar conmigo, a descansar un poco y a charlar porque últimamente nos veíamos poquísimo. Mientras hablábamos saludó a alguien y desapareció un momento, fue a hablar con los dos chicos de la mesa, les conocía. Volvió con nosotras y en cuanto dijo ‘¡qué majos!, mi lengua que es más rápida que mi cerebro a veces soltó ‘y guapos’, ¡la que acababa de armar!

                El camarero sin dudar nos dijo que nos sentáramos con ellos, que él lo arreglaba con ellos, consiguió un par de sillas más para nosotras y allí fuimos. Mi amiga no quería, le daba mucha vergüenza y prefería que estuviéramos las dos solas hablando de nuestras cosas tranquilamente. Pero como ya nos había conseguido un par de asientos a su lado y yo había sido tan bocazas no podíamos quedar mal, nos armamos de valor y nos sentamos a su lado.

                Yo sólo había visto al rubio de frente y me pareció guapo, quería tenerle enfrente para poder verle mejor, le pedí a mi amiga que me dejara sentarme frente a él pero no me hizo caso.

                Ellos estaban más nerviosos que nosotras, no sé cómo, ni sobre qué empezamos a hablar, pero terminamos hablando los cuatro, conociéndonos y toda la tensión y la timidez se esfumó con la segunda copa de la noche.

                Frente a mí estaba el moreno, no podía mirarle a los ojos, fue verle y arrepentirme al instante de haber querido tener a su amigo delante y no a él. Estaré eternamente agradecida a mi amiga por no haberme hecho caso. Estaba muy avergonzado, se le notaba, se había ruborizado muchísimo, estaba monísimo, tenía una sonrisa que me atraía y no podía dejar de contemplarla, era una sonrisa perfecta con unos dientes blanquísimos, de película. De vez en cuando intentaba mirarle a los ojos, él también me miraba mucho, como si quisiera decirme algo pero sin atreverse. Noté varias veces como sus ojos se clavaban en mí.

                Al rato, cuando nos íbamos, el moreno de la sonrisa perfecta fue a pedir la cuenta. Volvió con el camarero, quería pedirme el número de teléfono pero no se atrevía, no sabía cómo. Fue el camarero quien nos dio un papel a cada uno para escribir nuestros teléfonos, los intercambiamos y aquí, conmigo, sigue su nota. Ese fue el primer momento en el que sentí que éramos sólo él y yo, todo alrededor desaparecía.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/14

S7


                Una historia interesante, una historia bonita, una historia romántica. Mi intención fue únicamente contar la historia de lo acontecido con aquel chico y en aquel lugar. Y al publicarse me asaltan a mensajes, mensajes suyos y mensajes de amigos que me dicen que chicos como ese quedan pocos. Chicos que te hacen sentir como la protagonista de una historia de amor de película bajándose del taxi y echando a correr a buscarte antes de que sea tarde, sólo para robarte un último beso y, así, conseguir que nunca te olvides de esa historia tan especial ni de ese sensacional chico.



                Y nuestra historia publicada, de alguna forma que no logro entender, porque la escribí con cautela y sin apenas mostrar mis sentimientos, consiguió mover algo dentro de él y la conversación que tuvimos poco después logró que mi ser se desprendiera de la fuerte coraza que me impedía dar a conocer lo que sentía sin necesidad de pensármelo dos veces. Resultó abrumadoramente fácil.

                Al principio pensé que sería por la distancia que nos separaba, pero terminé dándome cuenta de que la razón era que de algún extraño modo somos parecidos, sentimos de una forma similar y sobre todo nos sentimos increíblemente cómodos el uno con el otro.

                La forma en que hablamos esta noche y las cosas de las que hablamos, puede que el libro meloso que he leído después también contribuya, han hecho aflorar sentimientos que creía muertos y sentimientos que nunca había percibido. Todo resulta fácil con él, quizá porque estamos lejos y no nos vemos, quizá porque nos conocemos poco y todo del otro nos interesa, quizá porque no nos apresuramos y no sentimos la necesidad de hacerlo, quizá porque nuestra relación fluye constante y sincera, hay quien lo llamaría ‘ritmo’.

                Se suponía que íbamos a vernos pero un giro del destino hizo que tuviéramos que aplazarlo, puede que hasta suspenderlo. Con todo esto la conversación que mantuvimos se volvió muy sentimental y dulce, queríamos vernos, tocarnos, abrazarnos y besarnos. Cualquier cosa que dijéramos hacía que sólo lo deseáramos con más fuerza. Saber que no volveríamos a vernos hasta quién sabe cuando nos afligía.

                Gracias a esto hemos descubierto nuevas sensaciones, nuevos sentimientos que sólo nosotros hemos podido sacar a la luz y que sólo nosotros logramos entender, porque creo conocer cómo se siente él y sé muy bien que él sabe perfectamente cómo me siento yo.

‘No sé cuánto me importas, pero la sensación es como de si me importases de verdad y te alejases, y no me gusta’.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/10

Tenemos ritmo

                Fue allí, con un amigo. Íbamos a salir esa noche pero él quería quedar con un chico que conocía del pueblo y que vivía por allí. Me enseñó fotos, me decía que me parecería guapo, pero francamente no me lo pareció tanto.

                Cuando quedamos con él nos llevó a tomar algo, el chico no debía ser muy fotogénico porque, igual era por la cerveza, me parecía más guapo cuando por fin le vi. Hablamos bastante para ser la primera vez que nos encontramos, mi amigo también ayudaba en la conversación y siempre que podía, cuando el chico nuevo se iba, me preguntaba si me parecía guapo, creo que intentaba hacer de Celestino, creo, no lo sé.

                La noche cayó y fuimos a cenar, encontramos un restaurante mexicano. Allí cenamos y bebimos, reímos y contamos historias. El chico iba a acompañarnos a los bares, mi amigo quería salir para las doce de la noche, lo hicimos. El primer bar, un par de cervezas, que no sé cómo terminé siendo la última en acabármelas, pidieron una canción. Y, en marcha hacia la siguiente taberna. Sonaba buena música, buen rock, buen heavy y en la puerta nos dieron una invitación a una cerveza, no podíamos pedir más. Fue ahí donde el chico y yo hablamos de todo.

                Salimos, mi amigo quería ir a una discoteca, la buscamos y preguntamos por ella pero al final no encontramos, cambiamos nuestro destino, fuimos a otra más cercana. Una vez dentro y con dos consumiciones que contenía la entrada bailamos. Pedimos la primera copa, bailamos, pedimos la segunda copa, bailamos, al chico nuevo y a mi nos invitaron a tequilas, bailamos. Mi amigo fue al baño dejándonos solos, y para mi sorpresa, nada más irse, el chico se me abalanzó, me besó, no me aparté, me gustó. De hecho creo que nuestro amigo estuvo metiendo cizaña para que algo así ocurriera.

                Se me nublan los recuerdos a partir de ahí, supongo que bebí demasiado alcohol, supongo que él bebió mucho también porque no sabemos muy bien lo que pasó. Recordamos, gracias a algún amigo que hicimos ese día, que nos caímos en la pista de baile, al parecer yo intenté un paso complicado y caí, y el chico cayó encima mio.

                Tampoco sé cómo llegamos los tres juntos a la habitación, él no podía quedarse, recogió su chaqueta y se fue, mi amigo se había dormido ya y alguien llamó a la puerta, era él, volvía, no podía irse. Me ruboricé, que muchacho tan encantador, había pagado para quedarse una noche conmigo. Dormimos juntos y mil y un historias más.

                Al día siguiente se fue pronto, pero esa noche volvimos a vernos, traté de guardar las distancias, él hizo lo propio, aun así, ambos queríamos estar más cerca, mucho más cerca. Volvimos a cenar juntos, a beber juntos, a salir juntos. Aguantamos hasta que él se despidió en la discoteca sin besarnos, casi sin hablarnos. Los dos habíamos estado esperando ese momento y nos concentrábamos en que no pasara por no abandonar a nuestro amigo.

                Pero justo nos besamos cuando se iba, le pedí que no se fuera, ‘no te vayas’ le dije, ‘quédate’. A lo que él me contestó que no pintaba ya nada allí, pero sí que lo hacía, estaba besándole, tenía que significar algo. Se quedó hasta que decidimos irnos todos, y nos fuimos todos juntos.

                Él no vivía cerca, tenía que coger un taxi, y no iba a volver a pagar por quedarse conmigo, volvimos a despedirnos en la parada de taxis. Era el último momento en que nos íbamos a ver. Me pidió que le echara, que si no lo hacía no podría irse, no lo conseguí, no quería, pero se fue, cogió el taxi, y mi amigo y yo, caminamos. Llegamos al portal y el chico llamó a mi amigo, le pidió que me pusiera al teléfono.

                Había bajado del taxi, había vuelto sobre sus pasos y se dirigía al lugar donde yo me encontraba. Mi amigo subió a la habitación. Me quedé a esperarle, llegó y me dijo que después de haberle pedido que no se fuera no podía hacerlo así.

'No irá a menos, si lo hacemos bien siempre encontraremos nuestro punto de encuentro. Mientras haya verdad funcionará.'



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/07

¿Jugamos?


                Éramos tres las que celebrábamos nuestro cumpleaños, las tres a la vez, con todos nuestros amigos, aunque por una cosa o por otra terminamos siendo sólo diez personas. Estaba todo planeado, odiamos los cumpleaños aburridos así que decidimos hacer algo diferente.

                El día anterior a la celebración quedamos las tres para organizarlo todo, las ideas fluían, papeles de colores, rotuladores, tijeras, eran manualidades… Una de nosotras nos había preparado una sorpresa también. Lo pasamos genial creando juegos. Sobre todo, lo pasamos genial manteniendo la intriga entre los asistentes a la fiesta.

                Llegó el día de la celebración, quedamos los diez en la calle a las 20.00, nosotras tres habíamos estado ultimando los preparativos unos minutos antes, nos hicimos de rogar y llegamos tarde. Entre nuestras manos llevábamos globos de colores, uno para cada uno. Ellos eligieron el que querían, descubrieron que había algo dentro. Tendrían que explotarlos para saber qué era. Estaban nerviosos, no tenían claro si debían o no romperlos, preguntaban, se miraban, no sabían si tenían que explotarlos siguiendo un orden… Nosotras no podíamos parar de reír. Por fin los explotaron, pero allí no había nada, unos papeles naranjas sin nada escrito en ellos, en ninguno de ellos encontraron nada... ¿o sí? Había uno que contenía un mensaje, pero quien lo encontró no sabía si comunicárselo al resto. Por fin entendieron que había que trabajar en grupo.

                El papelito les llevó a un bar con un mensaje algo confuso, la mitad del grupo echo a correr en dirección contraria pensando que había que ir hacia allí y pocos se quedaron madurando el texto. Cuando lo entendieron fueron todos directos al primer bar, allí tenían que hablar con la camarera, decirle: ‘Tócala otra vez, Sam’. La chica les entregó un paquete, dentro estaba la segunda pista que les llevaba a un pub irlandés, muy apropiado en esa fecha próxima a San Patricio. También contenía un pequeño sobre con piezas de una especie de rompecabezas y diez claveles rojos para repartir entre todos.

                Una vez descifrado el pub irlandés al que tenían que dirigirse y tras la primera cerveza de la noche, entramos, había partido de fútbol, no fue nada fácil abrirse hueco hasta la barra. Mis amigos tenían que hablar con uno de los camareros, acertaron a la primera y se lo dijeron al adecuado, esta vez la frase fue: ‘Nos podrán quitar la vida, pero jamás nos quitarán la libertad.’ Una frase muy propicia en el lugar en el que nos encontrábamos. Como en el primer bar, les dieron un paquete, esta vez tenían corbatas rojas, negras y blancas; la pista para la siguiente parada y más piezas del puzle.

                Esta vez costó más adivinar el siguiente bar al que nos dirigíamos, y al entrar fueron a la barra a decir ‘¡Corred, insensatos!’, pero no sabían que tenían que decírselo a la chica, el hombre no sabía que estaban diciéndole, el pobre estaba alucinando, les pidió que le repitieran lo que le decían como tres veces hasta que apareció la chica corriendo y diciendo que ella sabía de que se trataba. El paquete: piezas del puzle, la siguiente pista y en este caso pistolitas de juguete.

                Ya llevábamos un clavel, una corbata y pistolas. Para llegar al siguiente establecimiento tuvieron que hacer memoria y recordar las clases de química del colegio. La frase se la dijeron a un camarero algo vacilón. La frase, ‘que la fuerza te acompañe’ y su respuesta ‘enseñadme las espadas láser’ dejó a mis amigos descolocados. Al fin les dio el paquete que para la sorpresa de muchos no contenía pista, había sombreros, y las últimas piezas del puzle.

                Estas piezas nos llevaron al restaurante donde cenamos muy a gusto, ya llevábamos cuatro cervezas en el cuerpo antes de cenar y  mientras estábamos sentados a la mesa ocurrieron miles de cosas inesperadas y bastante graciosas, las fotos de esa noche pueden demostrarlo. Terminamos y trajeron la cuenta, bajo ella había un papelito, del mismo color que las pistas anteriores, azul, al parecer el juego no acababa ahí. Sólo quedaba algo por hacer, ir al karaoke.


''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

2013/04/03

Era ella



Llevábamos horas en el mismo bar, la chica con la que había quedado ya se había ido, sólo estábamos mis amigos y yo. Ya estaba un poco harta de ese sitio, de esa música, sólo tenía que pagar y nos iríamos.
               
                Pagué, estábamos marchándonos, mis amigos ya estaban en la puerta, saliendo, y un chico me paró. Todo apuntaba a que nos quedaríamos más tiempo. El chico me presentó a su amiga, era guapísima, imposible no fijarse en ella imposible apartar la vista de esos ojos, esa boca, ese cuerpo. Su amigo quería que nos besáramos, no tenía que decírmelo dos veces, pero no estaba muy claro que ella quisiera.

                De repente me encontré besando sus labios, se me abalanzó. Luego me contó que si no se atrevía en ese momento a besarme más adelante no lo iba a hacer. Sus besos eran dulces caricias que provocaban pequeños escalofríos en mi cuerpo, quería retenerla a mi lado. Era dulce a la vez que atrevida, no le daba vergüenza, y eso que fue la primera vez que besó a una chica.

                Sé que le gustó y sé que su amigo estaba feliz por haber conseguido vernos juntas.

                Mis amigos seguían en la puerta esperándome, después de haberles metido prisa para irnos fui yo la que se quedó. Esa chica me eclipsó, tenía luz propia, resplandecía, era preciosa, simpática y algo loca. No podía dejarle escapar.

                Al fin salimos de ese bar, lo hicimos con ella y su amigo. Fuimos al garito donde yo quería ir. Ella no me soltó en ningún momento, me encantaba sentir su mano en la mía. Era preciosa. Sin embargo, me contó que ella tenía pareja, estaba saliendo con un chico, me confesó que sentía curiosidad por besar a una chica y también me confesó que le gustó muchísimo.
               
                No quise saber nada más, no me importaba, más bien no quería escuchar lo que me contaba, no me gustaba lo que oía. Acababa de conocerle, sí, pero me parecía perfecta, no me hacía ninguna gracia que tuviera novio.

                En el bar donde estábamos los chicos no parecían estar muy acostumbrados a ver a dos chicas besándose, estaban excitados de sobremanera. Alguno hizo algún comentario, otro nos invitó a una copa a cada una, y absolutamente todos, tenían la mirada clavada en nosotras desde que entramos hasta que salimos, era muy incómodo.

                Al final nos despedimos, y nos despedimos del todo. Ella se arrepintió por lo que le había hecho a su novio, sólo quería probar, y aunque podemos seguir hablando y siendo amigas, no lo hacemos.



''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''