Puede
que haya llegado el fin, el fin de todas estas historias, el fin de todas estas
fantasías, puede que haya llegado el fin de regalar mi corazón cada noche, el
fin de regalar mis besos a cualquiera. Y si continúo escribiendo será para
contar nuestra historia, siempre de la misma persona, será nuestra historia,
una historia que ojalá no acabe nunca.
Yo
quería pasarlo bien, lo tenía claro. Me propuse no comprometerme con nadie
hasta los treinta, me propuse conocer bien a las personas con las que podría
llegar a tener algo más. Comenzar consiguiendo
una bonita amistad. La verdad, lo estaba logrando, quedaba a menudo con
ellos y teníamos una sana amistad que quería seguir alimentando.
No
tenía de qué preocuparme, quedaba con amigos y lo pasaba genial, no necesitaba
más, pero seguía gustándome salir y conocer gente. Y aunque había muchos que no
querían más que una noche de desenfreno también estaban los que querían ir poco
a poco y conocer a la otra persona.
Y
con el plan de celebrar el cumpleaños de una amiga salimos una noche de martes.
Ya habíamos quedado por la tarde, le tenía preparada una pequeña sorpresa, pero
a la noche, ella, después de clase, quería ir a tomar algo y ver el partido.
Entramos
a una famosa cervecería del barrio donde un amigo mio atendía la barra. Mi
amiga me esperaba con una tónica en la mano mientras hablaba por teléfono,
alguien le estaba felicitando. Pedí una cerveza, charlé con el camarero y me
puse a ver el partido hasta que mi amiga colgó. Charlamos y vimos juntas el
partido, ni siquiera sabíamos quiénes jugaban.
Estábamos
cerca de las mesas, en una se sentaban unos señores algo mayores y en otra un
par de chicos, uno rubio y otro moreno, aunque sólo veía a uno, el moreno me
daba la espalda, el rubio estaba frente a mí, era muy guapo. De los señores
también había uno que no dejaba de mirarnos y nos ponía de los nervios.
De repente,
el camarero vino a hablar conmigo, a descansar un poco y a charlar porque
últimamente nos veíamos poquísimo. Mientras hablábamos saludó a alguien y
desapareció un momento, fue a hablar con los dos chicos de la mesa, les
conocía. Volvió con nosotras y en cuanto dijo ‘¡qué majos!, mi lengua que es más
rápida que mi cerebro a veces soltó ‘y guapos’, ¡la que acababa de armar!
El camarero
sin dudar nos dijo que nos sentáramos con ellos, que él lo arreglaba con ellos,
consiguió un par de sillas más para nosotras y allí fuimos. Mi amiga no quería,
le daba mucha vergüenza y prefería que estuviéramos las dos solas hablando de
nuestras cosas tranquilamente. Pero como ya nos había conseguido un par de
asientos a su lado y yo había sido tan bocazas no podíamos quedar mal, nos
armamos de valor y nos sentamos a su lado.
Yo sólo
había visto al rubio de frente y me pareció guapo, quería tenerle enfrente para
poder verle mejor, le pedí a mi amiga que me dejara sentarme frente a él pero
no me hizo caso.
Ellos
estaban más nerviosos que nosotras, no sé cómo, ni sobre qué empezamos a hablar,
pero terminamos hablando los cuatro, conociéndonos y toda la tensión y la
timidez se esfumó con la segunda copa de la noche.
Frente
a mí estaba el moreno, no podía mirarle a los ojos, fue verle y arrepentirme al
instante de haber querido tener a su amigo delante y no a él. Estaré eternamente
agradecida a mi amiga por no haberme hecho caso. Estaba muy avergonzado, se le
notaba, se había ruborizado muchísimo, estaba monísimo, tenía una sonrisa que
me atraía y no podía dejar de contemplarla, era una sonrisa perfecta con unos
dientes blanquísimos, de película. De vez en cuando intentaba mirarle a los
ojos, él también me miraba mucho, como si quisiera decirme algo pero sin
atreverse. Noté varias veces como sus ojos se clavaban en mí.
''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''
Pequeña picara cada vez que escribes mas me gustan tus entradas. Me tienes completamente enganchado a tu blog. Desde que conozco su existencia solo me gustan los miércoles y los domingos. Sigue así no pierdas esa chispa que pones al escribir.
ResponderEliminar¡Qué ilusión! Vaya, muchas gracias. Me alegro de que te gusten mis entradas y de que lo leas a menudo. Me encantaría saber quién eres y así poder darte las gracias con un café y una charla de por medio. Espero que sigas leyendo mis historias. Gracias de nuevo. Un abrazo.
ResponderEliminar