2013/01/27

Sin fecha de caducidad


                Nos conocíamos, nunca habíamos hablado, surgió de repente, noches sin dormir, conversaciones por teléfono, y parecía que no podíamos vivir el uno sin el otro. No pasaba un día sin que habláramos, no pasaba un día sin ilusionarme al leer sus mensajes, no pasaba un día sin que pensara en él. Me decían que me iba a enamorar, pero sabía que él no quería enamorarme, y yo, no quería dejarme enamorar.

                Salimos juntos una noche, nos besamos, mi cabeza dio vueltas, giraba a una velocidad estrepitosa, fue arriesgado pero le dije que sí, que sí, que sí quería estar con él, y la velocidad a la que giraba mi cabeza fue la velocidad con la que empezó nuestra relación. Daba vértigo...

                Necesitaba ir despacio, con calma, frenamos, y todo era genial.

                Todo…

                Todo era bonito hasta que se estropeó, y ahora me dicen que nada es para siempre. No fue una relación demasiado intensa, tampoco muy larga. Y, sin embargo, los cuentos de hadas y princesas parecían reales, todo lo que quería hacer quería hacerlo con él, y lo que no también, todo con él.

                Todo…

                Todo es fácil cuando piensas en ello, cuando las intenciones son sólo eso, intenciones.

                Nos prometimos un amor duradero, eterno, invencible y perdimos. El tiempo hizo que perdiéramos. Estábamos tan centrados en nosotros mismos que no pudimos ver más allá.

                Nuestra relación iba en sentido opuesto, empezamos siéndolo todo para el otro y terminamos siendo el último punto de una lista.

                Y, por primera vez en mi vida diré que me arrepiento, me arrepiento de no haber dado más.


''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

No hay comentarios:

Publicar un comentario