2013/05/15

Ilusiones vacías II


                Hoy, ahora, en este preciso instante en el que me encuentro escribiendo esto voy camino a mi cita. Sigo con una sonrisa en la cara y es que no veo el momento de tenerle frente a mí. Algo más de una hora de trayecto y llegaré, le veré y correré a abrazarle. Estoy extrañamente ilusionada.

                Llega el momento y aunque me avisa de que llegará diez minutos tarde tengo que esperar algo más. Le veo a lo lejos, tiene una forma de caminar diferente, le reconozco enseguida, y cuando llega a mi lado, como tenía pensado, le abrazo, con fuerza, como si lleváramos años sin vernos, como si no quisiera soltarle nunca y es que no quiero, si pudiera me lo quedaría para mí, como mi más preciado regalo, un regalo divino, un tesoro.

                Nos ponemos en marcha, hacia el centro, es él quien decide dónde cenar. ¿Quién iba a pensar que sólo somos amigos viéndonos solos compartiendo nuestros platos? Al acabar empezamos una ruta de cañas, primero elijo yo y luego él. Los bares a los que yo le llevo están todos en la misma calle del restaurante, él varía un poco. Así seguimos, uno, dos, tres, cuatro… muchos bares, mucha música y mucha cerveza.

                Termina la noche y vamos al bar donde nos conocimos, una parada obligatoria cada vez que quedamos juntos. Ya estamos algo tocados y no sólo nos bebemos una cerveza allí. Al salir decidimos comprobar si en un local hay conciertos, estaba cerrado; y si un sitio donde se baila salsa sigue abierto, no tuvimos suerte. Iban a ser nuestras últimas paradas antes de volver a casa pero parecía que tocaba ir a dormir. Es tardísimo y a la mañana siguiente él tiene que madrugar para ir a entrenar y yo tengo revisión con el médico.

                Antes de empezar el camino de regreso le pido que me acompañe a un último sitio, tenía que ir al baño y siempre paramos ahí por esa razón. Dentro me encuentro con amigos, los camareros también me conocen. Voy rápido al baño con intención de salir pronto para casa, pero al volver del baño me quedo hablando con todos ellos y pidiendo algo en la barra para mi amigo y para mí. Empezaron siendo dos consumiciones y terminaron siendo demasiadas.

                Es tarde, más de lo que habíamos planeado, ya no iba a pasar nada porque nos quedáramos unas horas más de fiesta, dormir, ya, no íbamos a dormir. Pongo mi mejor sonrisa al camarero y le pido un par de invitaciones para una discoteca cercana.

                Era una discoteca a la que había entrado muy pocas veces y que no me gustaba demasiado, no sé si quería emborrachar a mi amigo, si yo iba demasiado mal o si intentaba demostrar algo pero entramos y con una cerveza más en el cuerpo bailamos y bailamos y bailamos…

                Como le dije al volver a casa nuestra forma de bailar no era de amigos. Bailábamos juntos, muy juntos, muy pegados, con su mano en mi espalda, agarrándome, apretándome fuerte contra su cuerpo. Mi cabeza en su hombro, ladeada, respirando su aroma, me transportaba a otro lugar, un mundo en el que todo lo demás no importaba.

                No sé qué bailamos, una mezcla de salsa, bachata, merengue… no sé. El alcohol, el calor, su olor… estaba extasiada. Su mano en mi espalda, la otra agarraba la mía, nos juntamos de repente y su mano me recorre la espalda, me suelta la mano y me acaricia el cuello, sentía escalofríos.

Yo le seguía, sabía que no podía ser, había un muro, una barrera, había algo que impedía que entre nosotros surgiera algo, sólo seríamos amigos, pero muy buenos amigos. Sabíamos que con nuestras fiestas y nuestros bailes, nuestra forma de provocarnos el uno al otro, sólo conseguiríamos hacernos daño, tarde o temprano sufriríamos. Sin embargo, resulta imposible que dejemos de vernos, aunque lo hacemos poco hay algo que nos atrae y no queremos perder nuestra amistad, pero tampoco podemos vernos como simples amigos porque a pesar de que sabemos que es imposible, que está prohibido, esa fuerza que nos atrae sigue existiendo.




''Abraza, besa y ama siempre. Siempre que sea de verdad.''

No hay comentarios:

Publicar un comentario